jueves, 20 de agosto de 2009

Entomofilia



Los artrópodos me fascinan. Desde hace tiempo siento una curiosa atracción por ese mundo en miniatura que nos rodea. Un mundo diametralmente diferente al de nuestra cotidianeidad. Un mundo que nos podría parecer monstruoso: algunas clases de avispa inyectan sus huevecillos en el cuerpo de orugas, cuando los huevecillos eclosionan devoran desde dentro a la oruga hasta que, al terminarse el alimento, salen mordiendo las paredes del cuerpo de la oruga, dejando a la larva como un simple envoltorio vacío. Es tanta la fascinación que despierta esta costumbre de reproducción, que es la forma de reproducción de uno de los monstruos más emblemáticos del cine: los Aliens, creados por la mente de H.R. Giger.

Y sin embargo, esta forma de reproducción no es tan horrible como parece; los insectos, al no poseer un sistema nervioso centralizado (como los vertebrados), no sienten dolor tal como nosotros los sentimos; para la naturaleza resulta poco práctico dotar a un ser tan minúsculo con un sentido del tacto como el nuestro, por lo tanto, la oruga jamás se da cuenta de que esta siendo devorada desde dentro. Ese mismo sistema nervioso, le permite a una mantis macho continuar con sus movimientos copulatorios una vez que la hembra ha devorado su cabeza, de hecho hay estudios que afirman que al devorar la hembra la cabeza del macho, se activan ciertos receptores que permiten que los movimientos del macho sean más efectivos (al pensarlo en terminos humanos resulta bastante cómico, pero así es).

Lo anterior nos lleva a otra diferencia abismal del mundo de los insectos frente al nuestro: la importancia de la especie sobre el individuo. Es claro que los seres humanos pueden sacrificarse en aras de sus seres cercanos, una madre con un parto dificil renunciará a su vida si mediante esa renuncia asegura la vida de su hijo, muchas especies de vertebrados harán lo mismo, por simple instinto; pero en el mundo de los insectos esto se lleva a las últimas consecuencias. Las abejas defienden con su vida a su enjambre, su aguijón está unido a su sistema digestivo, de modo que cuando pican, el aguijón se queda en el agresor con todo y sus órganos, lo que causa la muerte del insecto; una araña que no pueda conseguir presas para sus futuras crías, hara un sacrificio supremo: se envolverá a sí misma para que cuando los huevecillos eclosionen, las minúsculas arañas tengan alimento asegurado y se pueda desarrollar; cuando nazcan, las crías devorarán a la madre sin ningún remordimiento. Los insectos que se agrupan en colonias (hormigas, termitas, abejas) no practican nada remotamente parecido al individualismo del hombre.

Los ciclos de vida de los insectos también son bastante diferentes a los nuestros; las efímeras, por ejemplo, son una especie que al llegar a su etapa adulta, emergen de su crisálida tan sólo para aparearse; no poseen boca ni sistema digestivo, por lo cual no pueden alimentarse y sólo cuentan con una pequeña reserva de energía que les permite volar para buscar compañero, aparearse y después morir. Estos insectos tienen tan sólo un día de vida como adultos y buscarán deseperadamente la forma de perpetuar su especie, muchos fracasarán y morirán sin lograr transmitir sus genes a la siguiente generación.

Por otra parte, resulta intrigante la forma en que su sistema nervioso les permite interactuar con el mundo, son tan pequeños que están practicamente "programados" para reaccionar de forma automática a los estímulos que le ofrece el exterior. La ciencia esta sumanente interesada en estudiar el cerebro de los artrópodos, pues comprenderlos les permitiría crear robots que puedan desenvolverse en ambientes impredecibles con sólo unas pocas y simples órdenes, tal como los insectos lo hacen. No es gratuito que muchos de los diseños experimentales de robots autómatas parezcan insectos.

Finalmente, el mundo de los artrópodos nos enfrenta a cuestiones filosóficas bastante complicadas, sobretodo aquellas que tienen que ver con el valor de la Vida. Cualquiera estará de acuerdo en que herir, mutilar o matar a un perro, gato o animal salvaje sin justificación es una acto cruel e inhumano; cuando un animal salvaje (un oso, zorro o mapache) invade el habitat humano se cree que lo más adecuado es tratar de reubicarlo; sólo se sacrificará en casos extremos. ¿Pero qué sucede con las arañas, mosquitos o escarabajos? ¿Acaso la vida de un saltamontes no tiene valor y podemos mutilarlo sin remordiento alguno? Si medimos el valor de un ser vivo a partir de su tamaño, resultaría que la vida de un elefante vale más que la vida de cualquier ser humano; si lo hacemos respecto a su cantidad, nos obligaría a aceptar que mantener el habitat de muchas especies en peligro de extinción tiene más importancia que proveer de servicios básicos a comunidades enteras de seres humanos.

Recuerdo el reciente escándalo que hizo PETA por la mosca que mato el presidente del los EUA durante una entrevista. Cualquiera coincidirá en que fue un hecho insignificante (yo mismo pienso que la reacción de PETA fue exagerada), pero me queda la duda sobre si la importancia de la vida de cualquier ser se define mediante el tamaño o número, o si se define por poseer un endoesqueleto o sistema nervioso central. No lo sé, pero mientras tanto, no deja de maravillarme ese pequeño mundo en el que no casi reparamos.

Por cierto, ¿saben que en sus pestañas habitan un montón de pequeños ácaros que se alimentan de las células muertas de los folículos pilosos? Fox Mulder seguramente diría: no estamos solos.

Imagen tomada de http://www.visions-of-science.co.uk/win-07.html



3 comentarios:

  1. Wow, un post profundo, científico, reflexivo. Fué como ver MythBusters comiendo una buena ensalada de zanahorias (una de mis actividades favoritas, por cierto).

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno, aunque me dio un poco de impresión. Vas por el camino de Nabokov?

    ResponderEliminar
  3. Fians4k, me halaga que hayas disfrutado la lectura de esta entrada.

    Lutsek, no tanto. Soy sólo un aficionado, pero no descarto en un futuro poder dedicarme -aunque sea de manera informal- a estudiar entomología.

    ResponderEliminar

Visitantes

Gran parte del contenido de este blog está bajo licencia

Creative Commons License