Jacques el Fatalista
Si está escrito allí arriba que seas un cornudo, ya puedes hacer lo que quieras, [---inserta tu nombre aquí---], que serás un cornudo; si por el contrario esta escrito que no lo seas, ya pueden hacer lo que quieran que no lo serás; así que duerme tranquilo, amigo mío...
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Tenías razón, Buñuel
Al parecer, el affaire Juanito-Brugada llegó a su fin. Pero no puedo dejar de pensar en todo lo que el peje se hubiera ahorrado, si su concepto de la pobreza estuviese conformado a partir "el Jaibo", en lugar de "Pepe el Toro".
martes, 15 de diciembre de 2009
Pará-citas. Domingo futbolero
Mientras bebía lentamente una cerveza, en compañía de Jacques, en un bar cualquiera de la ciudad, uno de los meseros prendió el televisor y sintonizó la final del futbol. Jacques preguntó:
-¿Sería mucho pedir que apagasen la televisión?
-¿No le gusta el futbol, caballero?, preguntó el mesero -pero si es el Deporte del Hombre.
Jacques sólo respondió:
-Entendiendo "hombre", desde una perspectiva cioranesca...
-¿Sería mucho pedir que apagasen la televisión?
-¿No le gusta el futbol, caballero?, preguntó el mesero -pero si es el Deporte del Hombre.
Jacques sólo respondió:
-Entendiendo "hombre", desde una perspectiva cioranesca...
viernes, 25 de septiembre de 2009
El pequeño poeta de bolsillo aprende sobre la falta de perspectiva aplicada al ámbito del lenguaje.
El pequeño poeta de bolsillo, y Jacques caminaban, el pequeño bardo, que recién acababa de descubrir a Heidegger, comentaba:
-Creo que Heidegger tenía toda la razón al señalar que el lenguaje es la morada del ser y la casa donde habita el hombre; de hecho, mis poemas deben ser para los lectores una bella mansión o un magnífico castillo.
Jacques contestó:
-Diseñados -seguramente-, por Escher...
-Creo que Heidegger tenía toda la razón al señalar que el lenguaje es la morada del ser y la casa donde habita el hombre; de hecho, mis poemas deben ser para los lectores una bella mansión o un magnífico castillo.
Jacques contestó:
-Diseñados -seguramente-, por Escher...
jueves, 10 de septiembre de 2009
Noche de fruición estética-vanguardista
El sábado pasado asistí con Nas a una de la presentaciones que se ofrecieron, en el marco de la Cuarta Noche de Teatro, en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. La obra que presenciamos, A breaking down and a multiplication of tissue, es una propuesta para la deconstrucción de cinco de las bellas artes: teatro, poesía, danza, música y cine. Dicha deconstrucción pretende explorar, más allá de la significación cotidiana, la conjunción de diferentes perspectivas sobre la experiencia estética. La puesta en escena no esta cimentada sobre el diálogo, ni sobre una historia, sino que se plantea como un manifestación que no debe entenderse, sino sentirse; la obra redime el aspecto sensitivo-subjetivo del arte y deja de lado el aspecto racional-objetivo.
El gran eje sobre el que gira la acción de la puesta en escena (dejaré de la lado el término "obra de teatro" porque limita los alcances y propuestas de la presentación), es la performance de una bailarina que, a lo largo de toda la obra, representará lo lúdico: el movimiento de vaivén que no aspira a fin alguno; los movimientos de danza serán el marco en el cual se insertan videos proyectados en pantallas, pantallas de diferentes tamaños que están en movimiento y que nos recuerdan lo fragmentario de la "visión" humana; también durante esas pausas se presentan hombres que nos recuerdan lo cotidiano jugando al futbol, que realizan tareas de empleados de intendencia, y que, como un espejo de los movimientos de la bailarina nos hacen reflexionar sobre la dialógica entro lo cotidiano-utilitario y lo trascendente-estético. En las pausas de la performance dancística, se presentan también poemas que retoman los postulados de la escritura automática y de la poesis tristantzariana; dichos poemas aparecen proyectados o recitados por un músico, lo cual nos lleva un aspecto bastante intersante de la puesta en escena: la música.
La música, en A breaking down and a multiplication of tissue, tiene dos funciones: cuando el músico en escena usa su guitarra para musicalizar los versos que declama y que se proyectan en el escenario, reconcilia a la poesía con su antigua hermana, como en el tiempo de los aedos, como en la era de juglares y trovadores; pero por otro lado, la música electrónica (intrepretada en directo), con sus loops repetitivos, se enlaza directamente con la propuesta de vaivén y juego de los movimientos de la bailarina...
¡naaaaaaah!
La verdad es que el sábado pasado tuve de oportunidad de presenciar, en el teatro Juan Ruíz de Alarcón, la expresión máxima del kitsch. Como decía, Nas y yo fuimos a la Cuarta Noche de Teatro, un evento que consistía en doce horas (de las 19:00 hrs del sábado a las 7:00 hrs del domingo) de teatro, música, proyecciónes y conferencias. Sonaba bastante tentador pasar toda la noche cultivando el espíritu, pero Nas había estaba un poco cansada por haber trabajado toda la mañana y yo debía laborar el domingo a primera hora, de modo que decidimos asistir sólo al primer montaje y quedarnos al primer concierto. La primera obra fue, como ya señalé en los párrafos crítico-vanguardistas que abren esta entrada, A breaking down and a multiplication of tissue; por el título, pensamos que la obra sería basada en un texto en inglés y entramos con la expectación de ver un montaje en una lengua extranjera (con todas las dificultades que eso representa).
Nos acomodamos en nuestro asiento y mientras empezaba la función me dediqué a hojear despreocupadamente el programa; sin embargo, cuando leí en la reseña de la obra: "No hay que buscar entender. Hace falta más bien dejarse ir, perderse y gozar", empezé a sospechar que nos ibamos a enfrentar a algún engendro pretenciovanguardiexperimental, pero decidí evitar prejuicios, presenciar la puesta y guardarme los juicios para el final.
Desde que entramos al teatro, la ya mencionada bailarina caminaba en círculos sobre una pequeña plataforma cuadrada; cuando la última llamada fue voceada, la plataforma y la bailarina salieron del escenario mientras ésta comía un platano; dos pantallas descendieron y dos tipos jugaron con un balón de futbol mientras se proyectaba un video sobre unas niñas indias. Después música electrónica y unos "poemas" proyectados sobre el fondo del escenario. Nuevamente la bailarina y una señora vestida como empleada de intendencia que empujaba un mueble de donde colgaban vestidos, algunos movimientos de la bailarina cuando de pronto se vació encima un balde de agua. Mientras dos hombres aparecen para limpiar el agua derramada, vuelven a aparecer pantallas y se proyecta un video sobre una niña oriental que se baña en una tina. Más movimientos de la bailarina y de pronto un músico con una jarana que comienza a declamar poemas, nuevamente la pantallas y una señora vestida como empleada de intendencia que empujaba un mueble de donde colgaban vestidos; algunos movimientos de la bailarina y de pronto caen chorros de agua desde arriba del escenario; movimientos de la bailarina y mientras dos hombres aparecen para limpiar el agua derramada, un músico con una jarana que comieza a declamar poemas, después música electrónica y unos "poemas" proyectados sobre el fondo del escenario, al final a plataforma y la bailarina salieron la escenario mientras ésta comía un platano, la ya mencionada bailarina caminaba en círculos sobre la pequeña plataforma cuadradada.
Cualquiera que lea el párrafo anterior se dará cuenta que la mitad de éste son sólo una cuantas oraciones repetidas varias veces, sin coherencia, cohesión o sentido; y sin embargo, describe a la perfección lo que vimos esa noche en el Juan Ruíz de Alarcón. Como ya señalé en una entrada anterior, pareceré un tipo anácronico y tradicionalista, pero creo que el montaje que vi ese día no fue más que un montón de actos sin ninguna relación y con mucha pretensión. Y es que, -por lo menos desde mi punto de vista- el objeto artístico, es un mensaje, cuya función (según Jakobson) se orienta a sí mismo (el arte por el arte) y que puede (debe) ser decodificado distintos niveles. El objeto artístico es un texto (en el sentido etimológico de la palabra), un tejido de signos (icónicos, sonoros, visuales, etc) que tienen una relación interdependiente y que a su vez establecen relaciones con otros signos exteriores a ese texto-objeto-artístico.
Uno de los aspectos que (creo) hace del arte algo trascendental es su capacidad, en tanto texto, de generar múltiples y nuevos significados; un "clásico" en el arte es tal, porque a pesar del tiempo, puede ser objeto de nuevas interpretaciones, gracias al entramado de signos que le dan forma (tanto de forma inmanente como extra-textual). Por lo tanto, creo que una obra que se vende declarando sobre sí misma "No hay que buscar entender" no es más que una vacilada. ¿Cómo calificar el trabajo de los actores si lo único que hicieron fue patear una pelota, caminar con una grabadora en la mano y usar un trapeador?, ¿un diyéi puede crear música "en directo"?, ¿cúal es el significado de un montón de "poemas" que no son sino un montón de palabras unidas mediante un generador automático de textos (o lo que es lo mismo al azar)?
En un momento de la obra, la bailarina bajó del escenario y empezó a gatear entre las butacas, en medio del público. Cuando la obra terminó, Nas me comentó, "lo de la bailarina entre el público fue el colmo, como si para acabar de ser bien transgresores tuvieran tambien que romper la cuarta pared", cuando me dijo eso sólo me vino una palabra a la cabeza: kitsch. Y es que lo vimos no fue más que un clarísimo ejemplo de lo que Umberto Eco define como kitsch: la creación del efecto fácil, el objeto que se asume como artístico y no es más que la suma de "lugares comunes del arte" (que Eco define como estilemas); la finalidad de los objetos kitsch es ofrecer el caché de la fruición estética, pero sin el esfuerzo que conlleva la apreciación, reflexión e interpretación del objeto artístico, en otras palabras vil pre-ten-sión. La obra que vimos, al renunciar desde su génesis a ser "entendida", en aras de venderse como un "montaje experimental", se convirtió en algo kitsch. Y no es que el consumo impresionista y gastronómico de la obra de arte no sea algo válido, como ya señalé, el arte -en tanto mensaje- puede ser decodificado a distintos niveles, el problema es cuando la obra de arte se presenta como decodificable a un sólo nivel, por cierto el más bajo e irreflexivo.
No encuentro mejor forma de cerrar esta entrada que con este boceto, cortesía de Lutsek de Filosofía de la Ducha, que ilustra a la perfección lo mi opinión sobre la relación entre el arte tradicional y gran parte del arte contemporáneo.
Por cierto, después de lo que vimos en la obra decídimos desistir del concierto, que también se ofrecía como música "experimental". Total, si deseo escuchar algo "bien experimental", tengo el Song X de Ornette Coleman y Pat Metheny...
El gran eje sobre el que gira la acción de la puesta en escena (dejaré de la lado el término "obra de teatro" porque limita los alcances y propuestas de la presentación), es la performance de una bailarina que, a lo largo de toda la obra, representará lo lúdico: el movimiento de vaivén que no aspira a fin alguno; los movimientos de danza serán el marco en el cual se insertan videos proyectados en pantallas, pantallas de diferentes tamaños que están en movimiento y que nos recuerdan lo fragmentario de la "visión" humana; también durante esas pausas se presentan hombres que nos recuerdan lo cotidiano jugando al futbol, que realizan tareas de empleados de intendencia, y que, como un espejo de los movimientos de la bailarina nos hacen reflexionar sobre la dialógica entro lo cotidiano-utilitario y lo trascendente-estético. En las pausas de la performance dancística, se presentan también poemas que retoman los postulados de la escritura automática y de la poesis tristantzariana; dichos poemas aparecen proyectados o recitados por un músico, lo cual nos lleva un aspecto bastante intersante de la puesta en escena: la música.
La música, en A breaking down and a multiplication of tissue, tiene dos funciones: cuando el músico en escena usa su guitarra para musicalizar los versos que declama y que se proyectan en el escenario, reconcilia a la poesía con su antigua hermana, como en el tiempo de los aedos, como en la era de juglares y trovadores; pero por otro lado, la música electrónica (intrepretada en directo), con sus loops repetitivos, se enlaza directamente con la propuesta de vaivén y juego de los movimientos de la bailarina...
¡naaaaaaah!
La verdad es que el sábado pasado tuve de oportunidad de presenciar, en el teatro Juan Ruíz de Alarcón, la expresión máxima del kitsch. Como decía, Nas y yo fuimos a la Cuarta Noche de Teatro, un evento que consistía en doce horas (de las 19:00 hrs del sábado a las 7:00 hrs del domingo) de teatro, música, proyecciónes y conferencias. Sonaba bastante tentador pasar toda la noche cultivando el espíritu, pero Nas había estaba un poco cansada por haber trabajado toda la mañana y yo debía laborar el domingo a primera hora, de modo que decidimos asistir sólo al primer montaje y quedarnos al primer concierto. La primera obra fue, como ya señalé en los párrafos crítico-vanguardistas que abren esta entrada, A breaking down and a multiplication of tissue; por el título, pensamos que la obra sería basada en un texto en inglés y entramos con la expectación de ver un montaje en una lengua extranjera (con todas las dificultades que eso representa).
Nos acomodamos en nuestro asiento y mientras empezaba la función me dediqué a hojear despreocupadamente el programa; sin embargo, cuando leí en la reseña de la obra: "No hay que buscar entender. Hace falta más bien dejarse ir, perderse y gozar", empezé a sospechar que nos ibamos a enfrentar a algún engendro pretenciovanguardiexperimental, pero decidí evitar prejuicios, presenciar la puesta y guardarme los juicios para el final.
Desde que entramos al teatro, la ya mencionada bailarina caminaba en círculos sobre una pequeña plataforma cuadrada; cuando la última llamada fue voceada, la plataforma y la bailarina salieron del escenario mientras ésta comía un platano; dos pantallas descendieron y dos tipos jugaron con un balón de futbol mientras se proyectaba un video sobre unas niñas indias. Después música electrónica y unos "poemas" proyectados sobre el fondo del escenario. Nuevamente la bailarina y una señora vestida como empleada de intendencia que empujaba un mueble de donde colgaban vestidos, algunos movimientos de la bailarina cuando de pronto se vació encima un balde de agua. Mientras dos hombres aparecen para limpiar el agua derramada, vuelven a aparecer pantallas y se proyecta un video sobre una niña oriental que se baña en una tina. Más movimientos de la bailarina y de pronto un músico con una jarana que comienza a declamar poemas, nuevamente la pantallas y una señora vestida como empleada de intendencia que empujaba un mueble de donde colgaban vestidos; algunos movimientos de la bailarina y de pronto caen chorros de agua desde arriba del escenario; movimientos de la bailarina y mientras dos hombres aparecen para limpiar el agua derramada, un músico con una jarana que comieza a declamar poemas, después música electrónica y unos "poemas" proyectados sobre el fondo del escenario, al final a plataforma y la bailarina salieron la escenario mientras ésta comía un platano, la ya mencionada bailarina caminaba en círculos sobre la pequeña plataforma cuadradada.
Cualquiera que lea el párrafo anterior se dará cuenta que la mitad de éste son sólo una cuantas oraciones repetidas varias veces, sin coherencia, cohesión o sentido; y sin embargo, describe a la perfección lo que vimos esa noche en el Juan Ruíz de Alarcón. Como ya señalé en una entrada anterior, pareceré un tipo anácronico y tradicionalista, pero creo que el montaje que vi ese día no fue más que un montón de actos sin ninguna relación y con mucha pretensión. Y es que, -por lo menos desde mi punto de vista- el objeto artístico, es un mensaje, cuya función (según Jakobson) se orienta a sí mismo (el arte por el arte) y que puede (debe) ser decodificado distintos niveles. El objeto artístico es un texto (en el sentido etimológico de la palabra), un tejido de signos (icónicos, sonoros, visuales, etc) que tienen una relación interdependiente y que a su vez establecen relaciones con otros signos exteriores a ese texto-objeto-artístico.
Uno de los aspectos que (creo) hace del arte algo trascendental es su capacidad, en tanto texto, de generar múltiples y nuevos significados; un "clásico" en el arte es tal, porque a pesar del tiempo, puede ser objeto de nuevas interpretaciones, gracias al entramado de signos que le dan forma (tanto de forma inmanente como extra-textual). Por lo tanto, creo que una obra que se vende declarando sobre sí misma "No hay que buscar entender" no es más que una vacilada. ¿Cómo calificar el trabajo de los actores si lo único que hicieron fue patear una pelota, caminar con una grabadora en la mano y usar un trapeador?, ¿un diyéi puede crear música "en directo"?, ¿cúal es el significado de un montón de "poemas" que no son sino un montón de palabras unidas mediante un generador automático de textos (o lo que es lo mismo al azar)?
En un momento de la obra, la bailarina bajó del escenario y empezó a gatear entre las butacas, en medio del público. Cuando la obra terminó, Nas me comentó, "lo de la bailarina entre el público fue el colmo, como si para acabar de ser bien transgresores tuvieran tambien que romper la cuarta pared", cuando me dijo eso sólo me vino una palabra a la cabeza: kitsch. Y es que lo vimos no fue más que un clarísimo ejemplo de lo que Umberto Eco define como kitsch: la creación del efecto fácil, el objeto que se asume como artístico y no es más que la suma de "lugares comunes del arte" (que Eco define como estilemas); la finalidad de los objetos kitsch es ofrecer el caché de la fruición estética, pero sin el esfuerzo que conlleva la apreciación, reflexión e interpretación del objeto artístico, en otras palabras vil pre-ten-sión. La obra que vimos, al renunciar desde su génesis a ser "entendida", en aras de venderse como un "montaje experimental", se convirtió en algo kitsch. Y no es que el consumo impresionista y gastronómico de la obra de arte no sea algo válido, como ya señalé, el arte -en tanto mensaje- puede ser decodificado a distintos niveles, el problema es cuando la obra de arte se presenta como decodificable a un sólo nivel, por cierto el más bajo e irreflexivo.
No encuentro mejor forma de cerrar esta entrada que con este boceto, cortesía de Lutsek de Filosofía de la Ducha, que ilustra a la perfección lo mi opinión sobre la relación entre el arte tradicional y gran parte del arte contemporáneo.
Por cierto, después de lo que vimos en la obra decídimos desistir del concierto, que también se ofrecía como música "experimental". Total, si deseo escuchar algo "bien experimental", tengo el Song X de Ornette Coleman y Pat Metheny...
jueves, 20 de agosto de 2009
1400 caracteres mínimo.
En el blog de Lóchua, encontré algo sobre una nueva red social con una propuesta bastante interesante: woofer. Esta red, al contrario de lo que sucede con la ya tan popular Twitter, no funciona con un máximo de caracteres, sino con un mínimo. Así que olvídense de escribir "mutlndo ls plbras", Woofer exige, para poder publicar, hacer uso de por lo menos 1400 caracteres, los cuales son una clara invitación a evitar el uso de abreviaturas, a usar la lengua según la norma y a ejercitar la habilidad de redactar.
Lo único que se necesita es entrar a la página principal de Woofer, indicar en la casilla correspondiente el nombre de usuario en Twitter y empezar a escribir.
He aquí mi primer woof
Toy Story II
Megan Fox, aparece gracias a las amables gestiones de Fians4k, del ácido y genial blog One of my Turns
Para ver la primera entrega dar click aquí Toy Story I
Entomofilia
Los artrópodos me fascinan. Desde hace tiempo siento una curiosa atracción por ese mundo en miniatura que nos rodea. Un mundo diametralmente diferente al de nuestra cotidianeidad. Un mundo que nos podría parecer monstruoso: algunas clases de avispa inyectan sus huevecillos en el cuerpo de orugas, cuando los huevecillos eclosionan devoran desde dentro a la oruga hasta que, al terminarse el alimento, salen mordiendo las paredes del cuerpo de la oruga, dejando a la larva como un simple envoltorio vacío. Es tanta la fascinación que despierta esta costumbre de reproducción, que es la forma de reproducción de uno de los monstruos más emblemáticos del cine: los Aliens, creados por la mente de H.R. Giger.
Y sin embargo, esta forma de reproducción no es tan horrible como parece; los insectos, al no poseer un sistema nervioso centralizado (como los vertebrados), no sienten dolor tal como nosotros los sentimos; para la naturaleza resulta poco práctico dotar a un ser tan minúsculo con un sentido del tacto como el nuestro, por lo tanto, la oruga jamás se da cuenta de que esta siendo devorada desde dentro. Ese mismo sistema nervioso, le permite a una mantis macho continuar con sus movimientos copulatorios una vez que la hembra ha devorado su cabeza, de hecho hay estudios que afirman que al devorar la hembra la cabeza del macho, se activan ciertos receptores que permiten que los movimientos del macho sean más efectivos (al pensarlo en terminos humanos resulta bastante cómico, pero así es).
Lo anterior nos lleva a otra diferencia abismal del mundo de los insectos frente al nuestro: la importancia de la especie sobre el individuo. Es claro que los seres humanos pueden sacrificarse en aras de sus seres cercanos, una madre con un parto dificil renunciará a su vida si mediante esa renuncia asegura la vida de su hijo, muchas especies de vertebrados harán lo mismo, por simple instinto; pero en el mundo de los insectos esto se lleva a las últimas consecuencias. Las abejas defienden con su vida a su enjambre, su aguijón está unido a su sistema digestivo, de modo que cuando pican, el aguijón se queda en el agresor con todo y sus órganos, lo que causa la muerte del insecto; una araña que no pueda conseguir presas para sus futuras crías, hara un sacrificio supremo: se envolverá a sí misma para que cuando los huevecillos eclosionen, las minúsculas arañas tengan alimento asegurado y se pueda desarrollar; cuando nazcan, las crías devorarán a la madre sin ningún remordimiento. Los insectos que se agrupan en colonias (hormigas, termitas, abejas) no practican nada remotamente parecido al individualismo del hombre.
Los ciclos de vida de los insectos también son bastante diferentes a los nuestros; las efímeras, por ejemplo, son una especie que al llegar a su etapa adulta, emergen de su crisálida tan sólo para aparearse; no poseen boca ni sistema digestivo, por lo cual no pueden alimentarse y sólo cuentan con una pequeña reserva de energía que les permite volar para buscar compañero, aparearse y después morir. Estos insectos tienen tan sólo un día de vida como adultos y buscarán deseperadamente la forma de perpetuar su especie, muchos fracasarán y morirán sin lograr transmitir sus genes a la siguiente generación.
Por otra parte, resulta intrigante la forma en que su sistema nervioso les permite interactuar con el mundo, son tan pequeños que están practicamente "programados" para reaccionar de forma automática a los estímulos que le ofrece el exterior. La ciencia esta sumanente interesada en estudiar el cerebro de los artrópodos, pues comprenderlos les permitiría crear robots que puedan desenvolverse en ambientes impredecibles con sólo unas pocas y simples órdenes, tal como los insectos lo hacen. No es gratuito que muchos de los diseños experimentales de robots autómatas parezcan insectos.
Finalmente, el mundo de los artrópodos nos enfrenta a cuestiones filosóficas bastante complicadas, sobretodo aquellas que tienen que ver con el valor de la Vida. Cualquiera estará de acuerdo en que herir, mutilar o matar a un perro, gato o animal salvaje sin justificación es una acto cruel e inhumano; cuando un animal salvaje (un oso, zorro o mapache) invade el habitat humano se cree que lo más adecuado es tratar de reubicarlo; sólo se sacrificará en casos extremos. ¿Pero qué sucede con las arañas, mosquitos o escarabajos? ¿Acaso la vida de un saltamontes no tiene valor y podemos mutilarlo sin remordiento alguno? Si medimos el valor de un ser vivo a partir de su tamaño, resultaría que la vida de un elefante vale más que la vida de cualquier ser humano; si lo hacemos respecto a su cantidad, nos obligaría a aceptar que mantener el habitat de muchas especies en peligro de extinción tiene más importancia que proveer de servicios básicos a comunidades enteras de seres humanos.
Recuerdo el reciente escándalo que hizo PETA por la mosca que mato el presidente del los EUA durante una entrevista. Cualquiera coincidirá en que fue un hecho insignificante (yo mismo pienso que la reacción de PETA fue exagerada), pero me queda la duda sobre si la importancia de la vida de cualquier ser se define mediante el tamaño o número, o si se define por poseer un endoesqueleto o sistema nervioso central. No lo sé, pero mientras tanto, no deja de maravillarme ese pequeño mundo en el que no casi reparamos.
Por cierto, ¿saben que en sus pestañas habitan un montón de pequeños ácaros que se alimentan de las células muertas de los folículos pilosos? Fox Mulder seguramente diría: no estamos solos.
Y sin embargo, esta forma de reproducción no es tan horrible como parece; los insectos, al no poseer un sistema nervioso centralizado (como los vertebrados), no sienten dolor tal como nosotros los sentimos; para la naturaleza resulta poco práctico dotar a un ser tan minúsculo con un sentido del tacto como el nuestro, por lo tanto, la oruga jamás se da cuenta de que esta siendo devorada desde dentro. Ese mismo sistema nervioso, le permite a una mantis macho continuar con sus movimientos copulatorios una vez que la hembra ha devorado su cabeza, de hecho hay estudios que afirman que al devorar la hembra la cabeza del macho, se activan ciertos receptores que permiten que los movimientos del macho sean más efectivos (al pensarlo en terminos humanos resulta bastante cómico, pero así es).
Lo anterior nos lleva a otra diferencia abismal del mundo de los insectos frente al nuestro: la importancia de la especie sobre el individuo. Es claro que los seres humanos pueden sacrificarse en aras de sus seres cercanos, una madre con un parto dificil renunciará a su vida si mediante esa renuncia asegura la vida de su hijo, muchas especies de vertebrados harán lo mismo, por simple instinto; pero en el mundo de los insectos esto se lleva a las últimas consecuencias. Las abejas defienden con su vida a su enjambre, su aguijón está unido a su sistema digestivo, de modo que cuando pican, el aguijón se queda en el agresor con todo y sus órganos, lo que causa la muerte del insecto; una araña que no pueda conseguir presas para sus futuras crías, hara un sacrificio supremo: se envolverá a sí misma para que cuando los huevecillos eclosionen, las minúsculas arañas tengan alimento asegurado y se pueda desarrollar; cuando nazcan, las crías devorarán a la madre sin ningún remordimiento. Los insectos que se agrupan en colonias (hormigas, termitas, abejas) no practican nada remotamente parecido al individualismo del hombre.
Los ciclos de vida de los insectos también son bastante diferentes a los nuestros; las efímeras, por ejemplo, son una especie que al llegar a su etapa adulta, emergen de su crisálida tan sólo para aparearse; no poseen boca ni sistema digestivo, por lo cual no pueden alimentarse y sólo cuentan con una pequeña reserva de energía que les permite volar para buscar compañero, aparearse y después morir. Estos insectos tienen tan sólo un día de vida como adultos y buscarán deseperadamente la forma de perpetuar su especie, muchos fracasarán y morirán sin lograr transmitir sus genes a la siguiente generación.
Por otra parte, resulta intrigante la forma en que su sistema nervioso les permite interactuar con el mundo, son tan pequeños que están practicamente "programados" para reaccionar de forma automática a los estímulos que le ofrece el exterior. La ciencia esta sumanente interesada en estudiar el cerebro de los artrópodos, pues comprenderlos les permitiría crear robots que puedan desenvolverse en ambientes impredecibles con sólo unas pocas y simples órdenes, tal como los insectos lo hacen. No es gratuito que muchos de los diseños experimentales de robots autómatas parezcan insectos.
Finalmente, el mundo de los artrópodos nos enfrenta a cuestiones filosóficas bastante complicadas, sobretodo aquellas que tienen que ver con el valor de la Vida. Cualquiera estará de acuerdo en que herir, mutilar o matar a un perro, gato o animal salvaje sin justificación es una acto cruel e inhumano; cuando un animal salvaje (un oso, zorro o mapache) invade el habitat humano se cree que lo más adecuado es tratar de reubicarlo; sólo se sacrificará en casos extremos. ¿Pero qué sucede con las arañas, mosquitos o escarabajos? ¿Acaso la vida de un saltamontes no tiene valor y podemos mutilarlo sin remordiento alguno? Si medimos el valor de un ser vivo a partir de su tamaño, resultaría que la vida de un elefante vale más que la vida de cualquier ser humano; si lo hacemos respecto a su cantidad, nos obligaría a aceptar que mantener el habitat de muchas especies en peligro de extinción tiene más importancia que proveer de servicios básicos a comunidades enteras de seres humanos.
Recuerdo el reciente escándalo que hizo PETA por la mosca que mato el presidente del los EUA durante una entrevista. Cualquiera coincidirá en que fue un hecho insignificante (yo mismo pienso que la reacción de PETA fue exagerada), pero me queda la duda sobre si la importancia de la vida de cualquier ser se define mediante el tamaño o número, o si se define por poseer un endoesqueleto o sistema nervioso central. No lo sé, pero mientras tanto, no deja de maravillarme ese pequeño mundo en el que no casi reparamos.
Por cierto, ¿saben que en sus pestañas habitan un montón de pequeños ácaros que se alimentan de las células muertas de los folículos pilosos? Fox Mulder seguramente diría: no estamos solos.
sábado, 25 de julio de 2009
10 cosas sobre este junta-palabras
He sido propuesto por Jonathan para hacer este ejercicio de honestidad, el cual consiste en compartir 10 datos personales con los demás. Aquí van:
1. Soy un tipo poco complicado, soy sencillo y pragmático. Eso no significa que mi vida sea de color de rosa; sin embargo, creo que las peores cosas que le pueden suceder a cualquiera (problemas económicos, familiares, sociales, crisis de identidad) ya me ocurrieron. Espero no equivocarme, y si me equivoco, me ocuparé en su momento.
2. Desconfío de las posturas "pesimistas-posmodernistas". Creo que las ideas sobre el "Fin de la Historia", de la "Muerte del Arte", de la imposibilidad de la realización de la Justicia, sólo sirven para ocultar la haraganería intelectual y y la falta de compromiso (ante sí misma) de la generación contemporánea.
3. La gente tiende (no sé porqué... bueno sí, por mi facha intelectualoide) a considerarme más interesante o importante de lo que soy. Un ejemplo: durante mis primeros años en la universidad, gustaba de andar descalzo, no sólo en los pasillos y salones, sino hasta en la calle. Al verlo algunos pensaron que era una especie de postura a favor de la naturaleza o una protesta; la verdad es que, si andaba descalzo era simplemente porque podía: en primer lugar, durante mi infancia fui un niño bastante enfermizo, cada quince días enfermaba de las amígadalas, por lo tanto, debía cuidarme de cambios repentinos de temperatura por lo que no podía andar descalzo; en segundo lugar, cuando estaba en mi último año del bachillerato, me compre unos huaraches de suela de llanta, los cuales use a diario por más de tres años; su uso continuo favoreció el desarrollo de unas poderosas callosidades en ambos pies, las cuales mantenían mis plantas a salvo de piedras, grietas y cambios de temperatura: tanto del ardiente asfalto como de las heladas lozetas (todavía recuerdo mi habilidad para apagar colillas de cigarro con el talón sin sufrir daño alguno). Andar descalzo fue sólo cumplir un gusto que no pude realizar de niño... y nada más.
4. Me gusta caminar y, -como no tengo necesidad de usarlo-, viajar de vez en cuando en transporte público.
5. Me fascina la semiología, puede releer infinidad de veces a Umberto Eco, Tzvetan Todorov y Iuri Lotman.
6. Me gusta comprarme libros en Amazon o en la librería online de Gandhi, disfruto la espera del paquete por correo como si fuera un niño que espera un regalo sorpresa (aunque la única sorpresa sea el tamaño de la caja en la que vendrán empaquetados los libros).
7. Nunca he tenido problema con la soledad, solía ir a museos, al cine, a conciertos y a cantinas solo, sin necesidad de alguien para acompañarme. Coincido con Jodorowsky en que "soledad es no saber esta con uno mismo". Y sin embargo, tengo la suerte de tener a mi lado a una mujer sumamente inteligente, atractiva e irresistible.
8. Uno de mis recuerdos más graciosos, tiene que ver con la ocasión que Nas (la mujer del punto 7) y yo fuimos a acampar a la playa. Durante ese viaje, decidí que quería regresar con un bronceado parejo, por lo cual iba a asolearme desnudo. En uno de esos días, nos alejamos de las enramadas donde la gente estaba acampando y nos dirigimos a una zona donde una barra de arena dividía el mar de una pequeña laguna. Cuando llegamos al lugar, me quité el traje de baño y me tumbé boca abajo a tomar el sol; no habían pasado ni diez minutos cuando una lancha con unas veinte mujeres a bordo pasó a no más de 20 de metros de donde estaba acostado. Sobra decir que los gritos y chiflidos no se hicieron esperar, Nas sólo empezó a reir y yo soporté con estoicismo hasta que la lancha se perdió de vista. Sobra decir que no pude soportar mucho tiempo el ardiente sol por lo que finalmente desistí del bronceado y me metí a la laguna a nadar.
9. Me gustan mucho los perros; todos los perros de mi calle me conocen. De hecho, tengo mejor relación con algunos de ellos que con mis propios vecinos.
10. Tengo gustos un tanto anacrónicos, antes que buscar desesperadamente nuevos escritores, músicos, pensadores, pintores... prefiero conocer y reconocer lo ya hecho. No es que caiga en el clásico: "los tiempos pasados fueron mejores", pero me da "flojerita" muchas de las cosas que se editan, publican y crean hoy en día.
Y de "pilón":
11. Mi verdadero nombre no es -evidentemente- Jacques, sino Daniel.
1. Soy un tipo poco complicado, soy sencillo y pragmático. Eso no significa que mi vida sea de color de rosa; sin embargo, creo que las peores cosas que le pueden suceder a cualquiera (problemas económicos, familiares, sociales, crisis de identidad) ya me ocurrieron. Espero no equivocarme, y si me equivoco, me ocuparé en su momento.
2. Desconfío de las posturas "pesimistas-posmodernistas". Creo que las ideas sobre el "Fin de la Historia", de la "Muerte del Arte", de la imposibilidad de la realización de la Justicia, sólo sirven para ocultar la haraganería intelectual y y la falta de compromiso (ante sí misma) de la generación contemporánea.
3. La gente tiende (no sé porqué... bueno sí, por mi facha intelectualoide) a considerarme más interesante o importante de lo que soy. Un ejemplo: durante mis primeros años en la universidad, gustaba de andar descalzo, no sólo en los pasillos y salones, sino hasta en la calle. Al verlo algunos pensaron que era una especie de postura a favor de la naturaleza o una protesta; la verdad es que, si andaba descalzo era simplemente porque podía: en primer lugar, durante mi infancia fui un niño bastante enfermizo, cada quince días enfermaba de las amígadalas, por lo tanto, debía cuidarme de cambios repentinos de temperatura por lo que no podía andar descalzo; en segundo lugar, cuando estaba en mi último año del bachillerato, me compre unos huaraches de suela de llanta, los cuales use a diario por más de tres años; su uso continuo favoreció el desarrollo de unas poderosas callosidades en ambos pies, las cuales mantenían mis plantas a salvo de piedras, grietas y cambios de temperatura: tanto del ardiente asfalto como de las heladas lozetas (todavía recuerdo mi habilidad para apagar colillas de cigarro con el talón sin sufrir daño alguno). Andar descalzo fue sólo cumplir un gusto que no pude realizar de niño... y nada más.
4. Me gusta caminar y, -como no tengo necesidad de usarlo-, viajar de vez en cuando en transporte público.
5. Me fascina la semiología, puede releer infinidad de veces a Umberto Eco, Tzvetan Todorov y Iuri Lotman.
6. Me gusta comprarme libros en Amazon o en la librería online de Gandhi, disfruto la espera del paquete por correo como si fuera un niño que espera un regalo sorpresa (aunque la única sorpresa sea el tamaño de la caja en la que vendrán empaquetados los libros).
7. Nunca he tenido problema con la soledad, solía ir a museos, al cine, a conciertos y a cantinas solo, sin necesidad de alguien para acompañarme. Coincido con Jodorowsky en que "soledad es no saber esta con uno mismo". Y sin embargo, tengo la suerte de tener a mi lado a una mujer sumamente inteligente, atractiva e irresistible.
8. Uno de mis recuerdos más graciosos, tiene que ver con la ocasión que Nas (la mujer del punto 7) y yo fuimos a acampar a la playa. Durante ese viaje, decidí que quería regresar con un bronceado parejo, por lo cual iba a asolearme desnudo. En uno de esos días, nos alejamos de las enramadas donde la gente estaba acampando y nos dirigimos a una zona donde una barra de arena dividía el mar de una pequeña laguna. Cuando llegamos al lugar, me quité el traje de baño y me tumbé boca abajo a tomar el sol; no habían pasado ni diez minutos cuando una lancha con unas veinte mujeres a bordo pasó a no más de 20 de metros de donde estaba acostado. Sobra decir que los gritos y chiflidos no se hicieron esperar, Nas sólo empezó a reir y yo soporté con estoicismo hasta que la lancha se perdió de vista. Sobra decir que no pude soportar mucho tiempo el ardiente sol por lo que finalmente desistí del bronceado y me metí a la laguna a nadar.
9. Me gustan mucho los perros; todos los perros de mi calle me conocen. De hecho, tengo mejor relación con algunos de ellos que con mis propios vecinos.
10. Tengo gustos un tanto anacrónicos, antes que buscar desesperadamente nuevos escritores, músicos, pensadores, pintores... prefiero conocer y reconocer lo ya hecho. No es que caiga en el clásico: "los tiempos pasados fueron mejores", pero me da "flojerita" muchas de las cosas que se editan, publican y crean hoy en día.
Y de "pilón":
11. Mi verdadero nombre no es -evidentemente- Jacques, sino Daniel.
viernes, 17 de julio de 2009
A la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana
La reciente boda de nuestro ilustre expresidente con su adorada Martha, nos ha demostrado que la Iglesia Católica respeta ante todo sus propios sacramentos. La forma en que fue anulado el antiguo matrimonio de Chente, fue una muestra de que la Santa Sede nunca se pliega a influencias políticas y económicas en su toma de decisiones; la realización de la boda fn los terrenos del Rancho San Cristobal, cuando se supone que toda ceremonia religiosa fuera de una iglesia no tiene valideza alguna, nos demuestra cómo esta institución respeta ante todo sus propias normas. Que la ceremonia fuera oficiada por un Legionario de Cristo, cuando esta organización es investigada por casos de pederastía es una prueba de la profunda preocupación de la Iglesia por quiénes son los representantes de dios en la tierra.
Por lo anterior, vaya este pequeño poema de Felix María Samaniego, una muestra de la santidad y congruencia presentes, desde tiempos inmemoriales, en esta sacra organización.
Por lo anterior, vaya este pequeño poema de Felix María Samaniego, una muestra de la santidad y congruencia presentes, desde tiempos inmemoriales, en esta sacra organización.
La reliquia
Un confesor gilito
en opinión de santidad estaba,
por lo que despachaba
de penitentes número infinito.
Además, este padre reverendo
llevaba en un remiendo
de su negra pretina
cosida una reliquia peregrina
con muchas indulgencias
que evitaban penosas penitencias
siempre que con dos dedos la tocaba
al tiempo de absolver al confesado,
y así todo pecado
con esta ceremonia perdonaba.
De clases diferentes
el número creció de penitentes,
sabiendo la excelencia
de la nueva indulgencia
que este varón profundo
igualmente aplicaba a todo el mundo.
Una moza morena
llegó a sus plantas, de pecados llena,
con ojos tentadores, talle listo,
y unas tetas que hicieran caer a Cristo,
pues, conforme a la moda,
ya en taparlas ninguna se incomoda.
Empezó a confesarse
y, así que llegó al sexto mandamiento,
de torpes poluciones a acusarse
con tanta contrición, que el movimiento
de su blanca pechera
simpatizó del fraile el instrumento,
como era natural, de tal manera
que le causó cuidado
sentírselo de pronto tan hinchado.
La iglesia estaba oscura,
la gente no era mucha y, temeroso
de más descompostura,
el bendito varón acudió ansioso
al corriente remedio
de empuñar con recato por en medio
el miembro rebelado;
y esto fue tan a tiempo ejecutado,
que hizo un memento homo
pasándole la mano por el lomo.
La moza acabó en tanto
su confesión, y dijo al varón santo:
-Echeme, padre mío,
la sacra absolución en que confío,
y aplíqueme, le ruego, la indulgencia
que su reliquia tiene,
pues la virtud que en ella se contiene
puede excusar más grave penitencia.
Oyendo estas razones,
de su meditación medio aturdido,
el fraile volvió en sí dando un ronquido;
sacó de sus calzones,
para absolver, la mano humedecida;
tocóla en la reliquia consabida
y, en vez de bendición, echó rijoso
a la moza un asperges muy copioso.
-¡ Jesús!, ella exclamó. ¿ Para qué es esto
que me ha echado en la cara?
Sintiera que pegado se quedara,
pues parece de gomas un compuesto.
A que respondió el fraile: -Eso, sin duda,
es, ¡ ay!, que ha cometido un gran pecado,
hermana, y perdonárselo ha costado
tanto, que a mares la reliquia suda.
Un confesor gilito
en opinión de santidad estaba,
por lo que despachaba
de penitentes número infinito.
Además, este padre reverendo
llevaba en un remiendo
de su negra pretina
cosida una reliquia peregrina
con muchas indulgencias
que evitaban penosas penitencias
siempre que con dos dedos la tocaba
al tiempo de absolver al confesado,
y así todo pecado
con esta ceremonia perdonaba.
De clases diferentes
el número creció de penitentes,
sabiendo la excelencia
de la nueva indulgencia
que este varón profundo
igualmente aplicaba a todo el mundo.
Una moza morena
llegó a sus plantas, de pecados llena,
con ojos tentadores, talle listo,
y unas tetas que hicieran caer a Cristo,
pues, conforme a la moda,
ya en taparlas ninguna se incomoda.
Empezó a confesarse
y, así que llegó al sexto mandamiento,
de torpes poluciones a acusarse
con tanta contrición, que el movimiento
de su blanca pechera
simpatizó del fraile el instrumento,
como era natural, de tal manera
que le causó cuidado
sentírselo de pronto tan hinchado.
La iglesia estaba oscura,
la gente no era mucha y, temeroso
de más descompostura,
el bendito varón acudió ansioso
al corriente remedio
de empuñar con recato por en medio
el miembro rebelado;
y esto fue tan a tiempo ejecutado,
que hizo un memento homo
pasándole la mano por el lomo.
La moza acabó en tanto
su confesión, y dijo al varón santo:
-Echeme, padre mío,
la sacra absolución en que confío,
y aplíqueme, le ruego, la indulgencia
que su reliquia tiene,
pues la virtud que en ella se contiene
puede excusar más grave penitencia.
Oyendo estas razones,
de su meditación medio aturdido,
el fraile volvió en sí dando un ronquido;
sacó de sus calzones,
para absolver, la mano humedecida;
tocóla en la reliquia consabida
y, en vez de bendición, echó rijoso
a la moza un asperges muy copioso.
-¡ Jesús!, ella exclamó. ¿ Para qué es esto
que me ha echado en la cara?
Sintiera que pegado se quedara,
pues parece de gomas un compuesto.
A que respondió el fraile: -Eso, sin duda,
es, ¡ ay!, que ha cometido un gran pecado,
hermana, y perdonárselo ha costado
tanto, que a mares la reliquia suda.
Jardín de Venus
Cuentos burlescos de don Félix María Samaniego
Escriviólos en el Seminario de Vergara de Álava
por los años de 1780 y tienen burlas de frayles y
monjas y mucho chiste y regocijo. Este autor lo es
las Fábulas literarias, natural de la villa de La
Guardia en Guipúzcoa y señor de las cinco villas
del valle de Arraya.
(Es propiedad de José de Bulnes, vecino de Potes,
año 1792)
Cuentos burlescos de don Félix María Samaniego
Escriviólos en el Seminario de Vergara de Álava
por los años de 1780 y tienen burlas de frayles y
monjas y mucho chiste y regocijo. Este autor lo es
las Fábulas literarias, natural de la villa de La
Guardia en Guipúzcoa y señor de las cinco villas
del valle de Arraya.
(Es propiedad de José de Bulnes, vecino de Potes,
año 1792)
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